Es muy parecido al del país, pero ahora va enmarcado en una figura azul con la fecha de 1913, las siglas de la RFEF y un balón clásico. Entre que alguien fue a buscar las camisetas, las llevó al estadio y los franceses se las pusieron, el partido se retrasó 45 minutos y no dio comienzo hasta las 14.30 horas, en uno de los sucesos más extraños de la historia de los Mundiales.