Una de sus ‘venganzas’ se fraguó en la famosa final de Copa de 2002, en la que el Dépor logró el ya mítico ‘centenariazo’, ganándole al Madrid en el Bernabéu por 1-2. Tristán fue el autor de uno de los goles. Si se puede sacar una moraleja de esta historia es que «fútbol es fútbol», no dejan de ser 22 señores dándole patadas a un balón, y que hay que tomarse las cosas con más filosofía.