Está más ocupada en celebrar la eliminación del Madrid que en hablar del partido de hoy del Barça. Máxime cuando el señor Klopp le dio un apretón, se hizo caquita por la pata abajo y quitó a Lewandowski con 1-0. Que más que por el cambio en sí, es por el mensaje que dio al equipo rival: estoy cagado, no me llega la camisa al cuello y árbitro, la hora.